Robin Williams, 10 años de la muerte del hombre que alegraba a Hollywood
La muerte de Robin Williams hace 10 años conmocionó a Hollywood, especialmente cuando se supo que había sido un suicidio. Primero se achacó a una depresión pero después se supo que era solo un síntoma de la demencia que padecía, lo que hizo abrir los ojos al mundo del cine sobre los problemas de salud mental.
Aunque solo han pasado diez años, ha sido suficiente para que la mirada hacia los problemas de salud mental haya cambiado drásticamente y ahora ya resulta normal que gente tan famosa como Williams hable abiertamente de los trastornos que padecen.
Desde Selena Gómez -con trastorno bipolar- a Katy Perry -que ha reconocido haber sufrido depresión y ansiedad-, Aaron Carter -con trastorno e personalidad múltiple-, Shawn Mendes -que en 2022 canceló su gira para centrarse en su salud mental-, Kendall Jenner -ansiedad y depresión- o Colin Farrel -ataques de pánico-, las estrellas ya no ocultan al público sus debilidades.
Es algo que no ocurría cuando falleció Williams, que llevaba un tiempo padeciendo problemas graves que creía estaban derivados de un erróneo diagnóstico de Parkinson.
Demencia de cuerpos de Lewi
Pero en realidad, lo que sufría el protagonista de títulos como ‘Good Morning, Vietnam’ (1987), ‘Dead Poets Society’ (1989), ‘Mrs. Doubtfire’ (1993) o ‘Good Will Hunting’ (1997) era demencia de cuerpos de Lewy, algo que se descubrió al hacerle autopsia.
Una enfermedad neurodegenerativa que provocó en el actor muchos y graves problemas, entre ellos depresión, ataques de ansiedad o paranoia. Al actor le quedaban solo tres años de vida y, «probablemente», de haber seguido viviendo, hubiese pasado ese tiempo encerrado en un centro psiquiátrico, como señaló su viuda, Susan Schneider, al año siguiente del fallecimiento de su marido.
El actor había estado trabajando intensamente ese año y en julio decidió ingresar durante varias semanas un centro de rehabilitación en Minnesota «por precaución», dijo entonces su representante.
Tenía un largo historial de abusos de cocaína y alcohol que se remonta al principio de la década de 1980 y, aunque mantuvo a raya sus adicciones durante años, recayó en 2006.
Su carrera
Nacido en Chicago el 21 de julio de 1951, Williams inició su carrera con un pequeño papel en la serie ‘Happy Days’ en 1974 y debutó en el cine en 1980 con ‘Popeye’, aunque su primer éxito fue en 1988 con el papel de locutor de radio en ‘Good Morning, Vietnam’, que le valió su primera nominación al Óscar.
Optaría de nuevo por ‘El club de los poetas muertos’, una película que marcó a toda una generación con la famosa escena de los alumnos recitando ‘¡Oh capitán, mi capitán!’, el poema de Walt Whitman.
También en 1991 por ‘The Fisher King’, pero lo ganó en 1998, como actor de reparto, por ‘Good Will Hunting’, la cinta que dio a conocer a Matt Damon y Ben Affleck.
Su filmografía incluye producciones como ‘Awakenings’ (1990), ‘Hook’ (1991), ‘Aladdin’ (1992), ‘Jumanji’ (1995), ‘Patch Adams’ (1998), ‘Bicentennial Man’ (1999) o ‘Man of the Year’ (2006).
Pero aunque hizo reír a varias generaciones, Williams siempre arrastró un poso de amargura y su imagen pública de genial cómico contrastaba con una vida complicada, marcada por sus adicciones.
Coqueteó con las drogas junto a su amigo John Belushi, fallecido a los 33 años por una sobredosis. «La cocaína es la manera que tiene Dios de decirte que estás ganando demasiado dinero», decía con ironía.
También tuvo una vida sentimental algo caótica, con tres hijos de sus dos primeros matrimonios, y una tercera boda en 2011 con Susan Schneider.
Muchos expertos consideran que el talento de Williams siempre estuvo por encima de los papeles que le ofrecían y que le encasillaron en su lado cómico, él mismo estaba obsesionado con hacer reír, como señaló su biógrafo, Dave Itzkoff, al que el actor confesó con pesadumbre años antes de su muerte que sentía que ya no conseguía ser divertido.
Han pasado diez años desde el fallecimiento de Robin Williams, un actor y comediante que dejó una huella imborrable en Hollywood y en los corazones de millones de personas alrededor del mundo. Williams, conocido por su talento para la comedia y su habilidad para interpretar una amplia gama de personajes, falleció el 11 de agosto de 2014.
Carrera y legado:
Robin Williams comenzó su carrera como comediante en los años 70 y se hizo famoso por su papel en la serie de televisión Mork & Mindy. Su carrera despegó en el cine con películas como Good Morning, Vietnam, Dead Poets Society, Aladdin, y Mrs. Doubtfire, entre muchas otras. Williams ganó un Oscar al Mejor Actor de Reparto por su papel en Good Will Hunting en 1997.
Impacto personal y profesional:
Williams fue querido no solo por su talento, sino también por su personalidad generosa y su disposición para ayudar a los demás. Su capacidad para mezclar comedia y drama le permitió tocar temas profundos y emocionales, conectando con la audiencia en un nivel muy personal.
Lucha personal:
A pesar de su éxito profesional, Williams luchó con problemas personales, incluida la depresión y la ansiedad. Su muerte fue un recordatorio de la importancia de la salud mental y el impacto que puede tener en cualquier persona, independientemente de su éxito o fama.
El legado de Robin Williams sigue vivo a través de sus películas y el impacto duradero que tuvo en la industria del entretenimiento. Sus contribuciones continúan inspirando a nuevos talentos, y su ausencia se siente profundamente tanto en Hollywood como entre sus admiradores.
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